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Etiquetas e información nutricional (I)

Muchas veces, al comprar un producto, pasamos por alto algo que es esencial para saber si la base de nuestra alimentación es adecuada o no, la etiqueta e información nutricional.

En el envase de un alimento podemos encontrar información muy útil que puede ayudarnos a seleccionar mejor los ingredientes que formarán parte de nuestra dieta y por lo tanto repercutirán en nuestra salud.

Conocer el contenido de las etiquetas de los productos junto con su información nutricional es esencial para mantenernos bien alimentados y evitar riesgos para nuestra salud. ¿Quieres aprender a leer e interpretarlas? Te damos algunos consejos.

Qué mirar en etiquetas e información nutricional

Un primer vistazo

  • Denominación del producto
  • Fecha de vencimiento o caducidad del producto
  • Ingredientes y forma de conservación

Estos datos nos ayudarán a escoger los ingredientes aptos para nuestra dieta. Es vital tener en cuenta las alergias e intolerancias para descartar aquellos que las provoquen de inmediato, también saber el periodo de consumo por si la fecha de caducidad está próxima.

Mirar la forma de conservación nos permitirá obtener con mayor certeza un plato sano y seguro. Determinados productos una vez abiertos no deben permanecer mucho tiempo en el frigorífico o deben conservarse a determinada temperatura para no caer en riesgo de contaminación.

Información nutricional: ingredientes, calorías y macronutrientes

  • Ración media. Información sobre la que deberíamos basarnos para ver la porción ideal que deberíamos ingerir.

Hay productos en los que ingerimos menos de la ración recomendada y otros, como las patatas fritas de bolsa u otros snacks, donde la porción indicada en el envase suele ser muy inferior a lo que consumimos.

  • Kcal o aporte energético. El aporte energético de la porción será aproximado si nuestro consumo también lo es a la recomendación. De lo contrario es recomendable calcular el aporte energético prestando atención a las calorías brindadas por cada 100 gramos. Dato que siempre debemos tener en cuenta si queremos reducir la densidad calórica de la dieta.

“Un producto que tenga más de 200 Kcal por cada 100 gramos es concentrado en energía y favorecerá una dieta de alta densidad energética, mientras que un alimento cuyas calorías no superan las 100 Kcal por cada 100 gramos nos ayudará a disminuir la densidad calórica de la dieta.”

  • Hidratos de carbono. También nos vienen detallados por cada 100 gramos y en algunos casos, se detallan cuáles del total de los hidratos son azúcares, siendo aconsejable que la mayor parte de los productos que adquirimos no presenten más de un 10% de azúcares.

No obstante, en muchas ocasiones no se describe cuáles son hidratos complejos y cuáles son azúcares o  hidratos simples. Por ello, debemos remitirnos a los ingredientes y ver si presenta azúcar, fructosa, sacarosa o miel entre sus ingredientes.

Si figuran estos nombres en su lista de ingredientes es porque el producto contiene azúcares simples y deben tenerse en cuenta en el caso de personas con triglicéridos altos o diabetes, por ejemplo.

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