Las proteínas de origen vegetal cobran protagonismo en 2018, transformando el concepto de la dieta vegetariana.
El aumento de productos para seguir una dieta vegetariana
Las nuevas dietas, productos sostenibles o bio son grandes atractivos gastronómicos para los públicos que tienen definida un tipo alimentación por un motivo social, económico o moral.
El problema aparece cuando los productos con etiquetas vegetarianas o veganas pretenden suplantar la identidad de los falsos alimentos «light».
Como ya comentamos en Etiquetas e información nutricional, es fundamental saber qué estamos comprando. Muchas marcas aprovechan la popularidad de las dietas vegetarianas o veganas para relacionarlas con la «pérdida de peso», cuando en realidad supone un alto riesgo para la salud si no se sustituyen todos los alimentos de forma adecuada y le proporcionas a tu organismo todos los nutrientes que necesita.
Riendas de una dieta vegetariana sin seguimiento médico
- Los huesos se debilitan. No está directamente relacionado con el consumo de lácteos, ya que existen otras fuentes como las legumbres y algunos vegetales. No obstante, las personas vegetarianas o veganas tienen más carencias de calcio y vitamina D.
- Bajo nivel de hierro y vitaminas B12. Fundamentales para mantener las neuronas y los glóbulos sanguíneos,por lo que también aumenta las probabilidades de padecer anemia, cansancio y debilidad.
- Deficiencia en ácidos grasos Omega 3, encargados de cuidar tu sistema cardiovascular. La mayor fuente de este nutriente se encuentra en el pescado azul, siendo insuficiente en los aceites de origen vegetal.
- Escaso nivel de proteínas en el organismo. Existen muchos alimentos de origen vegetal ricos en proteínas, pero ninguno cubre las necesidades de una fuente animal. Por eso, es muy importante distribuir e incluir vegetales que le aporten a tu cuerpo toda la energía que necesita.
Las personas que siguen una dieta vegetariana o vegana por el simple hecho de pensar que les permitirá perder peso de forma inmediata, caen en el error del «efecto yoyó».
En el momento que se vuelve a consumir productos de origen animal, el cuerpo lo entiende como una carencia temporal y reserva esos alimentos en forma de grasa, por si en el futuro vuelve a tener algún tipo de carencia nutricional.
Seguir una dieta vegetariana o vegana por convicción es diferente, aunque si te has planteado iniciarla, siempre recurre a un profesional de la salud y la nutrición que te asesore para prevenir cualquier riesgo.